Fiestas Corpus Christi
La fiesta del Corpus Christi comienza con la procesión que inicia y culmina en la Catedral de la Inmaculada con la Custodia que lleva al Santísimo. Autoridades civiles y eclesiásticas, junto con el pueblo, acompañan la peregrinación. Desde los balcones, al igual que sus priostes, lanzan pétalos de flores generando una alfombra perfumada en las calles por donde pasa la procesión, y al interior y exterior de la Catedral. Estas flores y sus aromas, acompañadas de incienso, faroles y cánticos de alabanza, brindan un ambiente de devoción que evidencia a la Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca como una ciudad Eucarística, que ha hecho de esta celebración, una muestra de diversas costumbres y tradiciones, la celebración del Corpus Christi y el Septenario constituyen un sincretismo religioso y cultural, que une tradiciones y saberes andinos, con conocimientos científicos y occidentales.
La fiesta tiene orígenes cristianos, en el mundo católico se creó en el siglo XIII, luego fue trasladada a América y vino con la influencia de forma y fondo de las celebraciones en Madrid y particularmente en Sevilla, ciudad en donde las celebraciones de esta festividad religiosa alcanzaron su mayor auge. La fiesta eminentemente religiosa exalta la presencia de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía, que va alojada en la Custodia, generalmente una obra de arte en oro, plata y pedrería, que sale en la procesión. Esta festividad echó raíces en las sociedades hispanoamericanas, hoy es una celebración mestiza y sincrética, que guarda muchos aspectos de la fiesta barroca. Cuenca, a su vez, fue imprimiendo a lo largo de los siglos su sello particular, que la dotó de un sabor e identidad propias. La fiesta del Corpus Christi suele celebrarse cerca o durante la importante fiesta andina o Inca del Inti Raymi. Las 2 coinciden con la celebración del solsticio del 21 de junio, en el caso de Europa el solsticio de verano (vinculado con fiestas paganas) y en Cuenca, vinculada al solsticio de invierno y los rituales en torno a la divinidad solar. Esto explica para muchos la facilidad con la que los indígenas aceptaron la fiesta de Corpus Christi y la interpretaron como una fiesta solar hasta convertirla en una de las celebraciones mestizas e indígenas más importantes en todo el país.